jueves, 29 de noviembre de 2012

Luz de gas

                                                                                                                                                    Existen muchas maneras de morir.
Tantas como víctimas sin funeral.
Existen muchas maneras de matar.
Tantas como verdugos sin rostro que saben administrar sutilmente el veneno más mortífero y eficaz; aquel que no deja rastro ni posibilidad de condena.

Estas víctimas y verdugos, que no constan en las estadísticas, se esconden a menudo tras la puerta de al lado y, a veces, si nos atrevemos a levantar la máscara, quizá en nuestras propias casas.
Es una violencia agazapada en los dormitorios, que no deja marcas en la piel.
Un bebedizo letal que ataca directamente el alma y que se extiende con parsimonia hasta crear cadáveres ambulantes. Antes suele romper el corazón aunque los médicos no detecten los añicos a través de los electrocardiogramas.
Los sentidos, con el desuso, se vuelven inoperantes. Se apaga la luz de los ojos, los oídos se niegan a escuchar los mensajes asesinos, la boca olvida la risa y el sabor de los besos. No hay caricias para las manos y las lágrimas embozan la nariz provocando una sutil voz nasalizada.
Busquen los síntomas, intenten descifrar cuántas de las mujeres que se han cruzado hoy en su camino sufren este mal, una enfermedad ignota que ni ellas saben que padecen.
La indiferencia, el menosprecio cotidiano, la humillación, la explotación doméstica, la violación por derecho o el abandono sexual dejan secuelas en el cerebro. Pueden asomarse a la cara en forma de depresión, agudizando neurosis o despertando otros males mentales más agresivos que las convierten en carne de psiquiátrico. A veces las trombosis más agudas tienen su origen en el alma. Muchas minusvalías físicas esconden una persona maltratada, casi siempre mujer, que nunca aparecerá en las estadísticas del ministerio de turno.
Que alguien encuentre rápido algún antídoto para todas estas enfermas crónicas que reciben regularmente su dosis de veneno, su sesión diaria de luz de gas en la más estricta impunidad.

miércoles, 18 de julio de 2012

RTVV Obituario. 2ª Parte.


Rojos, catalanistas y maricones.
Ésa era la plantilla de RTVV cuando el PP llegó al gobierno de la Generalitat en 1995, apenas cinco años después del inicio de las emisiones,  y tomó posesión de sus nuevos dominios.
 “¿Y tú en qué categoría entras?”
Esa pregunta era la primera vez que circulaba entre los trabajadores porque hasta entonces nadie se había interesado por sus perfiles ideológicos. Para entrar pedían titulación, conocimiento oral y escrito del valenciano (no para joder, como algunos pensaban, sino para poder trabajar), experiencia y profesionalidad, pero nunca filiación política ni afinidad ideológica. En realidad, entre la plantilla original de RTVV había un muestrario variopinto de personas con las que podías ir a tomarte unas cervezas, o no, pero cuando se ponían detrás o delante de la cámara solo había grandes profesionales de la información. Llegaron del Levante, de Las Provincias, de la SER, de la COPE, de RNE o recién salidos de la universidad. Había quien comulgaba a diario y quien hablaba “catalán en la intimidad”, quien guardaba las plumas antes de pasar por la recepción y quien cumplía a rajatabla todos los mandamientos. No se sabía qué votaban ni puñetera falta que hacía, porque no estaban allí para hacer política sino para hacer periodismo en valenciano.

Pero los recién estrenados comisarios que desembarcaron en los despachos y en las cabinas de mando no escondían el desprecio que sentían por la redacción de informativos. Nos sentíamos observados, amenazados y humillados. Sembraron la sospecha, premiaron la delación y pasaron lista. Una lista muy negra y muy larga.  
Pusieron una cruz al lado de nuestros nombres y nos crucificaron: ésta es roja, ése maricón, aquella es catalanista, a este otro ponle tres cruces porque lo tiene todo...

Y así fue cómo una plantilla compuesta por medio millar de trabajadores se duplicó y luego se triplicó. Así fue cómo los periodistas expertos en política local tuvieron que aprender deportes autóctonos como la pilota valenciana. Los especialistas en internacional que habían cubierto la Guerra del Golfo acabaron sus días haciendo fiestas locales. Los que cubrían las Cortes se acostumbraron a hacer noticias de agricultura. Punt 2 nació con una clara vocación de cementerio donde sepultaron en vida a lo más granado del periodismo valenciano. Su único delito fue haber conseguido trabajo, la mayoría después de haber aprobado unas duras oposiciones, mientras gobernaba el PSOE en la Generalitat.

Las nuevas remesas eran más dóciles, más jóvenes y también, por qué no decirlo, más ignorantes. En la redacción había que explicarles quién era quién en el panorama político y social valenciano e incluso había que escribirles los textos en valenciano. Con la era Zaplana comenzó el declive de RTVV que se convirtió en poco tiempo en su cortijo particular con sede central en Benidorm. Y comenzaron a llegar los hijos de, los primos de, las novias de, los compadres y los correligionarios que se extendieron por todas las secciones existentes y por las nuevas que se crearon ad hoc.
Luego Camps, como tampoco se fiaba de los trabajadores que habían entrado de la mano de su antecesor, volvió a ampliar la plantilla con personas afines. A Fabra no le ha dado tiempo. Canal 9 reventó por los cuatro costados.

La estrategia les ha salido perfecta. No creían en una RTVV pública y de calidad pero como su “religión” les prohibía matar dejaron que se muriera lentamente. Ahora, al albur de la crisis económica y tras haber hecho trizas la reputación de Canal 9, han decidido provocarle un coma inducido. Durante estos últimos 17 años, la usaron, la convirtieron en un juguete caro y estúpido. Y ahora que ya son mayores no necesitan seguir jugando.
Pobre juguete roto.  

martes, 17 de julio de 2012

RTVV Obituari. 1ª part.


“Què li pareix a vostè l’arribada del Canal Nou?” – va preguntar el periodista a un llaurador del Vinalopó Mitjà mentre regava el seu hort - “A mi molt bé. Tot el que siga bo per al camp...”, va respondre l’agricultor. L’home, que no havia vist més “carxofes” que les que ell mateix conreava, ni coneixia més canals que els de rec, va deixar bocabadat el periodista que no sabia si li estava prenent el pèl o anava amb segones.
Sense voler-ho, el camperol es va convertir en el testimoni estrella.
Era la tardor del 1989 i a Canal 9 s’estava preparant tot un seguit de vídeos amb l’opinió del valencians sobre  la nova televisió autonòmica,  per emetre’ls el dia de l’estrena prevista per al 9 d’octubre.
Poc abans, al setembre, havíem patit l’enèsim episodi de gota freda a la Comunitat i els primers equips ja havien gravat molt material audiovisual sobre les desfetes causades per la nostra capritxosa climatologia. Feien “nevera”. Començava així la història en betacam de tot un poble que mai s’havia mirat de prop al mirall.
Per primera vegada, una televisió mostrava amb detall la vida quotidiana dels valencians, des de Vinaròs al Pilar de la Horadada i ens podíem reconèixer en eixa geografia humana que parlava valencià amb accents multicolors. Amb l’apitxat de les Hortes, amb la dolçor cantarina de les comarques centrals, amb el trencaclosques de les llengües frontereres dels Vinalopós o amb el castellà “amurcianat” del Baix Segura.
Calia “fer país” d’un territori massa allargat que vivia d’esquenes a la seua pròpia història. Eixa havia de ser una de les titàniques tasques que donaven sentit a la creació d’una televisió autonòmica. Donar prestigi social a una llengua quasi clandestina que s’avergonyia de si mateixa només creuar la porta de casa era un altre gran far que guiava l’esperit del Canal 9 que jo vaig conèixer i estimar. Però n’hi havia més: ensenyar a amar la cultura autòctona, conèixer les recents institucions autonòmiques, posar-li cara al “Molt Honorable” i els seus consellers de torn...

Va ser una bona època per als periodistes. Només que saberes una mica de valencià, après o heretat, hi havia treball a manta. Per això estaven els lingüistes (treballadors claus en el naixement de Canal 9 i que han mort amb ell), per crear del no res un idioma tant a mig camí de tot que ningú s’hi reconeixia. D’això que en diuen valencià estàndar.
Jo recorde sessions telefòniques interminables amb el lingüista de torn per aprendre a pronunciar correctament la s sonora de casa i la e oberta d’audiència. És el que tenim els castellanoparlants,  que si ens trauen de les cinc vocals bàsiques no anem gaire lluny. Per això, abans que se m’oblide, vull agrair el treball que van fer amb mi eixos abnegats lingüistes per fer-me definitivament bilingüe. Jo he après a parlar i a escriure valencià amb Canal 9, que el Senyor tinga a la glòria.
Però un dia van arribar ells... (continuarà)

lunes, 21 de mayo de 2012

El PP ha ganado la Champions


El PP ha ganado la Champions.
Vi las huestes de Rajoy disfrazadas con la camiseta del Chelsea y supe que ganarían el partido desde el minuto cerocoma.
Su estrategia político-deportiva era inconfundible. No jugar. No dejar jugar. Esperar atrincherados en su área hasta que el contrincante reviente por el esfuerzo y luego esperar que se aparezca la virgen. Y la virgen, si se reza con devoción, aparece.
Dicen que el fútbol se lo debía al Chelsea por no sé qué otras derrotas anteriores que nadie se esperaba. Igualito que con Rajoy, que a la tercera fue la vencida después de sucumbir cuando parecía que lo tenía todo ganado.
Pero el triunfo no le llegó al equipo londinense por méritos propios sino por agotamiento del contrario tras una resistencia numantina. La mediocridad avanza, consigue éxitos aunque sea a costa de aburrir hasta los muertos. El planteamiento de juego no importa, lo que importa es el resultado final.
El pragmatismo venciendo a la imaginación.
El Chelsea es un todo un experto en eso. Antes de llegar a las "generales" contra el Bayern ya ensayó en las "autonómicas" contra el Barça.
Cuando escuché a los ingleses celebrar la victoria con un "campeones, campeones oeoeoé" y vi la bandera de España en el palco no me pude resistir: ¡Que bote Rajoy!
Los perdedores iban de rojo. ¿A quién se le ocurre?

martes, 27 de marzo de 2012

Treinta años y un día


No es la primera vez que Andalucía se “subleva” ante el gobierno de Madrid. Ya lo hizo cuando decidió convertirse en “comunidad autónoma histórica” (igual que Cataluña y País Vasco) eligiendo el artículo 151 en vez del 143 que proponía el gobierno de la UCD. Y mira que la preguntita del referéndum tenía su intríngulis: “¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa prevista en el artículo ciento cincuenta y uno de la Constitución a efectos de la tramitación por el procedimiento establecido en dicho artículo?”. Vamos, que había que ir a votar con el María Moliner debajo del brazo.

Bueno pues Andalucía dijo que sí ratificaba y lo dijo enfrentándose a todo el aparato desmovilizador del Estado y a todos los partidos de derecha que querían una Andalucía “segundona” sin identidad propia. Yo no pude votar en ese referéndum porque aún no era mayor de edad, pero sí pude hacerlo en 1982 cuando se convocaron las primeras elecciones al Parlamento andaluz que ganó el PSOE con una mayoría absoluta de 66 escaños.

Efectivamente, Andalucía ha pasado 30 años en poder del partido socialista.

Y mucha gente se pregunta cómo hemos podido aguantar tantos años.

Yo tengo algunas respuestas para esa pregunta tan malintencionada que parece llevar implícita la respuesta. Pero mis respuestas no son las que quisieran oir aquellos que formulan esa pregunta.

Tuve que dejar Andalucía para irme a estudiar Periodismo a Barcelona porque en mi tierra no existía ninguna facultad donde pudiera hacerlo. El día que me marché, subí en un autobús de línea que tardaba cuatro horas en recorrer los 150 kilómetros que separan a mi pueblo de Sevilla. Un viaje infernal por una carretara inmunda sin arcenes y plagada de curvas donde apenas podían cruzarse dos vehículos.

El tren en el que viajé a Cataluña tardaba más de veinte horas. Era un convoy renqueante con compartimentos para ocho personas que olía a pies, a tabaco y alientos varios que impregnaban el escay de los asientos.

Y yo tenía suerte. Era la primera chica del pueblo que iba a estudiar una carrera universitaria. Hasta entonces, las que me precedieron y tuvieron la suerte de poder estudiar solo aspiraban a hacer Magisterio.

El pueblo que yo dejé tenía un médico, excelente eso sí, pero uno. No había centros de salud en toda la comarca y el hospital más cercano estaba a cien kilómetros y dos horas en coche porque el camino más recto entre Rosal (mi pueblo) y Huelva carecía de carretera en algunos tramos y había que dar una vuelta enorme atravesando toda la sierra (por esa carretera inmunda sin arcenes y plagada de curvas).

Las tiendas de mi pueblo eran pequeños bazares donde se despachaba bacalao, zapatos, detergentes y bragas por el único mostrador de madera del local. En las trastiendas vivían los tenderos. Había muchos bares pero ninguna biblioteca.

La población mayor se reunía en las esquinas (los hombres) y en misa (las mujeres). Las vacaciones eran una entelequia. Muchos de mis mayores no salieron nunca del pueblo, ni siquiera para ir al hospital y los velatorios se hacían en casa.

Así era la vida para los habitantes de un pueblo andaluz (pongamos que el mío) cuando entraron a gobernar los socialistas a primeros de la década de los 80.

En estos 30 años (¡cómo hemos podido aguantar tanto tiempo!) he vuelto muchas veces al lugar que me vio nacer y donde residen los míos. Lo hago por una autovía, la A-92, que vertebra Andalucía de norte sur y de este a oeste. También podría hacerlo en AVE o en avión, pero me gusta recorrerla entera.

De Sevilla a mi pueblo tardo apenas hora y media por una carretera nueva, ancha, con amplios arcenes, bien señalizada, con innumerables tramos para vehículos lentos y con desvíos para no pasar por el centro de los pueblos del recorrido.

La carretera de Huelva, que tenía tramos sin asfaltar, es nueva y permite llegar en coche a la capital en menos de una hora. También hay autobús diario.

La casa del médico ya no existe. Ahora hay un ambulatorio con dos médicos, dos enfermeras y un servicio de ambulancias. Los taxistas se quejan de que les han quitado negocio, pero claro, no siempre llueve a gusto de todos.

El hospital comarcal está en Riotinto hasta que acaben el de Aracena, que estará a poco más de media hora. Eso permite que muchos enfermos lleguen con vida a un centro hospitalario. Y a los que mueren se les vela en la casa de duelos y no en el dormitorio conyugal.

Las tiendas de mi infancia siguen siendo bazares (por la variedad de productos que ofrecen) pero se han convertido en grandes superficies comerciales con autoservicio que desembocan en amables cajeras que te cobran en español, en portugués o en rumano. Las trastiendas habitables de antaño son ahora almacenes o pequeñas fábricas de elaboración de productos de cerdo ibérico.

Los bares siguen siendo lugares concurridos pero ya no huelen a aguardiente sino a “serranitos”.

Aunque los hombres mayores siguen frecuentando las esquinas y las mujeres el rosario, hay un centro de la tercera edad donde reunirse cuando la lluvia o el frío hace estragos en las calles. Y una biblioteca pública, y un centro cultural, un teatro, un campo de fútbol con césped artificial, una piscina y un centro de día para los enfermos de Alzheimer. Y Guadalinfo, un local con banda ancha y una docena de ordenadores donde enseñan a los mayores las nuevas tecnologías y a donde acuden los más jóvenes a conocer el mundo en red.

Los que no habían salido jamás de sus casas ni conocían la palabra vacaciones se recorren la península y las islas del brazo del Imserso, se alojan en complejos vacacionales de la Junta y se curan sus males en balnearios donde nunca habían soñado llegar.

Cada vez que vuelvo a casa me cuesta trabajo reconocer a la gente que dejé siendo unos niños. A veces reconozco a algunos jóvenes porque son la viva imagen de sus padres y parece que el tiempo se hubiera detenido. Pero no. Entonces mi madre me pone al día: “Ésta es ingeniera, éste otro abogado, aquella es jueza. El hijo de fulanita está haciendo un máster en Estados Unidos, la sobrina de menganita vive en Italia porque se fue de Erasmus y no volvió”.

¿Aún necesitan que les responda por qué muchos andaluces permanecen fieles al partido socialista?

Porque les ha cambiado la vida pero no la memoria. Y porque treinta años y un día no ha sido ninguna condena, sino una bendición.

Y sin embargo, a veces echo de menos aquella Andalucía con olor a bacalao y a aguardiente….

Será por la edad.

sábado, 10 de marzo de 2012

Orgullo andaluz


La noche antes de marcharme definitivamente lejos de Andalucía subida en un autobús pirata al que llamábamos "el catalán", mi padre me dio uno de los pocos consejos de su vida: "Siéntete orgullosa de ser andaluza". Ese fue un eslogan de los años de la Transición. Del referéndum de autonomía, cuando se nos decía que seríamos más andaluces por el artículo 151 que por el 143.
Lo que mi padre quería decirme era que no volviera de Barcelona siendo una "Montse" cualquiera, de esas que perdían el acento y la memoria en las revueltas de Despeñaperros, y que no se me ocurriera traerle a casa a ningún "Jordi" culé, para más señas. Eso era básicamente para él "sentirse orgulloso de ser andaluz". Eso y sentir devoción por el Betis, el flamenco y la Blanca Paloma.
Ahora, casi treinta años después, algunas veces me pregunto si no he sido una traidora.
Lo confieso, lo que más me gusta del Betis es la historia que guarda su ribera; el flamenco, si es muy puro, me mata de sobredosis y a la Blanca Paloma no tengo el gusto de conocerla. Es que Pentecostés cae en una fecha muy mala. Encima, mi aspecto difiere tanto del tópico andaluz que cuando mi madre me ponía el traje de gitana parecía que iba disfrazada.
Con esos antecedentes, mi padre tenía razón al expresar sus recelos. Cómo podía yo sentirme orgullosa de ser andaluza si nunca nadie me habló de Blas Infante, ni de los reinos de taifas, ni del Condado de Niebla. Si apenas sabía ubicar Tartessos a pesar de vivir sobre sus ruinas y si del reino de Granada solo conocía la historia de un rey moro que perdió las llaves y su madre le dijo que lo tenía merecido por maricón. Dónde iba yo dándomelas de andaluza si era devota del Mío Cid y en cambio renegaba de Abderramán que era tan andaluz como yo.
Cómo iba a presumir de andalucismo si de mi tierra solo conocía un par de ríos, dos cordilleras y ocho provincias.
Pero aprendí. En el lugar a donde yo llegué me enseñaron a ver el bosque desde lejos y a amar cada centímetro cuadrado de la tierra que cultivaron mis antepasados mucho antes de que el emperador Adriano fuera dueño del mundo. Allí me di cuenta de que Andalucía se merecía mucho más que amor. Se merecía conocimiento y respeto. Por eso, al mismo tiempo que aprendía otra geografía y otra lengua, crecía mi "orgullo de ser andaluza" y me hacía una experta en reconocer en qué orilla del Guadalquivir había aprendido a hablar mi interlocutor. Y lloré cuando me descubrí oculta tras las palabras de Salvador Távora: "Andalucía es un país que limita al norte con Castilla la Mancha y Extremadura..."
Después de todo, el consejo de mi padre surtió efecto. Los amores nunca son excluyentes por más que se empeñen algunos politiquillos y periodicastros de "todo a cien" en crear enfrentamientos barriobajeros. Ya no me ofenden los insultos premeditados ni los tópicos de aluvión.
Hoy sé quién soy, quién fui y quién quiero ser.
Lástima que no me dejen decirlo el próximo 25 de marzo.

jueves, 16 de febrero de 2012

Las 10 Estrategias de Manipulación Mediática






Autor: Noam Chomsky.

Adaptación comentada: Yoyoba



1. La estrategia de la distracción.


El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.



Fútbol. Guiñoles de Canal + francés. Campañas de desprestigio de los nacionalismos patrios. Mourinho. La duquesa de Alba. La fiesta de los toros que está en peligro de extinción. La Roja...




2. Crear problemas y después ofrecer soluciones.


Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.


"Esto es un clásico. Se crea o se aprovecha cualquier incidente para tener la excusa que justifique una intervención programada. El incendio del Reichstag para ilegalizar y perseguir al partido comunista en la Alemania nazi. El ataque contra las Torres Gemelas para emprender guerras contra el Eje del Mal. Espolear la aparición de "Cojos manteca" en todas las protestas callejeras para aplaudir las cargas policiales contra la población. Realizar una "voladura controlada" de la economía estadounidense para descalabrar la de la zona euro...



3. La estrategia de la gradualidad.


Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.


Reegan y Thatcher se salieron con la suya. El capitalismo salvaje, recubierto de un seductor baño de libertad y aplicado en pequeñas dosis (como los jarabes infantiles con sabor a fresa) han surtido efecto. Cualquier escritor de novela negra lo sabe. El mejor crimen es áquel que se elabora pacientemente, administrando un poderoso veneno de manera gradual para alejar las sospechas. El estado del bienestar ha muerto de "muerte natural". Se necesita urgentemente un Hércules Poirot.



4. La estrategia de diferir.


Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.


La reforma laboral es dolorosa, pero necesaria. Los recortes sociales son impopulares, pero el bien de España está por encima de los intereses del partido. ¿Sigo?



5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad.


La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental.



¡Ay los chuchessss! ¡Ay, la niña de Rajoy...! ¡Ay el doberman de la derecha!




6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.


Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…


Recuerdo un video electoral del PP donde "explica" su programa de gobierno: "Si escuchas, si miras, si sientes, si crees, si amas, si eres. Si vas, llegas, camino, agua, viento, libre, tierra, fuego, fuerza. Enseñar, aprender, emprender, reir, sonreir, llorar, crear, soñar, inventar,pasión, ilusión, energía, retos nuevos, adelante. Si tú, si yo, equipo. Si ahora, Rajoy, presidente. Si quieres, conquistas, futuro, ideales, justicia, jóvenes, valores, empleo, vivienda, inmigración, cohesión, calles, ciudades, barrios, pueblos, culturas, lenguas, España. Partido Popular, preparados. Populares, ya. Hay equipo. Las imágenes son un compendio de "te gusta conducir" y "Andalucía te quiere". Y con esto, señores, han triunfado.


7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.


Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.


Esto es, emulando el modelo anglosajón de más tecnología y menos filosofía. El señor de los mercados necesita obreros eficientes pero sumisos, no pensadores críticos. Las reformas educativas hace tiempo que van preparando el terreno. De ahí la práctica desaparición de las humanidades de los programas curriculares y el fomento de las disciplinas exclusivamente técnicas.



8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.


Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…


Véase: Belén Esteban, "la princesa del pueblo". Véase Esperanza Aguirre, Ana Botella, Alfonso Rus...



9. Reforzar la autoculpabilidad.


Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!


"Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades" "No estamos preparados para competir en un mercado global" "Nuestros salarios están por encima de nuestras habilidades"... Y nos lo hemos creído.



10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.


En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.



El la "blanca doble" de Internet. El juego macabro de una Red que nos protege, nos hace sentir libres, pero nos controla, nos controla, nos controla.

lunes, 13 de febrero de 2012

El lifting



Sombra aquí y sombra allá.
Me miro en el espejo y disiento de lo que veo. Quizá haya llegado el momento de recurrir a la tecnología estética. Bordeando la cincuentena, creo que mi cuerpo reclama un lifting.
Paso del espejo a la cocina. Desayuno dominguero con prensa de papel:
Hay un runrún de huelga general, dicen los medios. La tasa de desempleo supera el 20%, y subiendo. La comunidad educativa está en pie de guerra. ¿Serán los PNN? Los estudiantes se encierran en los institutos, hacen sentadas por doquier y salen a la calle enarbolando pancartas donde exigen el derecho a una educación de calidad.
La protesta se extiende entre los trabajadores públicos. Se convocan manifestaciones día sí y día también. Por la reforma del mercado de trabajo, que siempre busca la inserción laboral de los jóvenes a costa de la pérdida de derechos de todos los demás. ¿Hablan de los “contratos-basura” o de “mini-jobs”?
Dicen los medios que hay que cambiar de modelo económico porque el actual no es sostenible. Han vuelto los “lunes al sol” y el paro azota por igual a los astilleros que a las constructoras.
En España hay un partido hegemónico que impregna de un mismo color todos los estamentos de la administración pública. Los hemos votado nosotros porque nos han prometido “cambio”. La cuestión europea está en el centro de todos los discursos políticos. Los partidos se desdicen de sus promesas electorales. La no rebaja de los despidos me trae a la memoria aquel “OTAN, de entrada, no”. El prestigio de la justicia está por los suelos. Tatcher y Reegan, con su pensamiento neoconservador único, están más vivos que nunca.
Hay que volver a luchar por ser dueñas de nuestro propio cuerpo. “Nosotras parimos, nosotras decidimos”, me repite un eco lejano y aletargado. La píldora del día después parece que tiene los días contados y si no fuera por lo que es, ya me estoy viendo otra vez peregrinando de farmacia en farmacia en busca de anticonceptivos sin receta.
Dios, vuelve Mecano y se va de gira.
Miro la fecha del diario, por si acaso estoy teniendo un “dejâ vu”.
Ya me veo rescatando las mallas del fondo del armario y haciendo acopio de bengalas para desgañitarme en plazas de toros o colarme en fiestas donde no he sido invitada. También vuelven Los Inhumanos: “Manué, no t’arrime a la paré”, y noto cómo se me van los pies por debajo de la mesa.
Y encima, el Real Madrid parece que empieza de nuevo a ganar la liga.
¿Lifting, decía? En una sola mañana he perdido treinta años y veinte quilos.

lunes, 6 de febrero de 2012






  • Los sindicatos han convocado una huelga de consumo para el día 18 de febrero. Los miembros del grupo REdSISTENCIA apoyamos dicha huelga, pero queremos aportar nuestras propuestas para una movilización más general, continua y, a la larga, eficaz.

    Esas propuestas se concretan en el “Manifiesto por un consumo solidario”

    Manifiesto por un consumo solidario

    Compañer@s trabajador@s,

    Nadie ignora la agresión que, desde hace muchos años, venimos padeciendo por parte de todos los estamentos del poder, fundamentalmente el económico. Tras años de salarios congelados, el colectivo de trabajadores públicos, ha visto cómo, se le han aplicado recortes en dos ocasiones en poco más de un año. En estos momentos, la situación se agrava dramáticamente con los recortes en los servicios que se prestan a los ciudadanos.

    El resto de trabajadores en toda Europa, pero con mayor virulencia en nuestro país, padece las consecuencias de un aumento continuo del paro, una mengua en sus salarios y condiciones laborales, y serias pérdidas en sus derechos sociales y sindicales.

    Y esto no ha hecho más que empezar.

    Al mismo tiempo, los trabajadores del sector público sufren una campaña de menosprecio a su trabajo, no desprovista de calumnias y medias verdades, presentándolos frente al resto de los ciudadanos como un grupo de privilegiados, vagos e incompetentes; como unas rémoras que están impidiendo la recuperación económica del país. Esta campaña puede hacerse extensiva al resto de trabajadores, enfrentándolos a los desempleados por el mero hecho de tener trabajo: “Divide y vencerás”. Es un lema militar, que se aplica de modo natural en esta crisis-guerra-lucha de clases.

    Al poder les conviene que estemos divididos, que no seamos capaces de fijar nuestros verdaderos objetivos, y que no sepamos discernir quienes son los enemigos en esta lucha. Lamentablemente, lo están consiguiendo.

    Sin embargo, los grandes cerebros del FMI y el Banco de España empiezan a advertir que con tanto recorte se retraerá el consumo. Y sin consumo, no podrán arrancar las economías de los países, generando más desempleo. Y -lo que realmente les importa- no se podrá pagar la deuda.

    No sería raro que esas mismas instituciones acabaran por acusar a los empleados públicos de desacelerar la recuperación del país. ¿Por qué no iban a hacerlo una vez más? Ya les acusaron de vivir por encima de sus posibilidades. Aún les acusan de ser un lastre para la economía. Y ahora, podrían ser los responsables de la caída del consumo, puesto que, aun viendo mermados sus ingresos, continúan estigmatizados por el sambenito de ser unos privilegiados al mantener sus puestos de trabajo. Acusaciones todas, de la primera a la última, falaces.

    Por todo lo anterior, queremos proponeros un cambio en nuestros hábitos de consumo. Consumamos en la medida de nuestras posibilidades, pero hagámoslo de un modo “creativo”, pensando con detenimiento a quién favorecemos con cada compra que hacemos.

    Esta es nuestra propuesta:

    Consumamos lo que necesitamos pero favoreciendo, siempre que podamos, a los pequeños comercios, negocios y empresas, impidiendo al mismo tiempo, que la Banca siga lucrándose de forma usurera con nuestro consumo.

    Si la compra resulta un poco más cara, debemos pensar que esos pocos euros que ahorramos consumiendo en grandes empresas se detraen, en parte, de las condiciones laborales de sus trabajadores, de las inversiones poco limpias de esas empresas, de la explotación indiscriminada de la agricultura, la pesca y la ganadería. No debemos tolerar que nadie use tu dinero para presionar al gobierno con el objetivo de conseguir mayores beneficios para ellos y mayores recortes para nosotros.

    Pensemos también en el colectivo al que –en cierto modo- ayudaríamos. Los autónomos y pequeños empresarios son el patito feo de nuestra sociedad. La patronal los pone por delante en sus negociaciones, puesto que efectivamente son los más desfavorecidos, pero se olvidan de ellos en sus reivindicaciones, que pasan siempre por pedir peores condiciones laborales para los trabajadores. Estas peticiones en nada favorecen al pequeño comerciante, al autónomo, al pequeño empresario que ve cómo le pisotean los mismos que dicen defenderlos, haciéndoles competencia desleal, presionando a la baja con precios inasumibles, imponiendo horarios que ellos no pueden seguir.

    Nada pueden imponernos acerca de nuestro consumo. Nuestros conciudadanos, que lo están pasando tan mal o peor que nosotros, se verían favorecidos, y aquellos que dicen defenderlos no podrían decir nada, pues eso es lo que haríamos: defender lo que ellos afirman defender.

    Por todo ello, si estás de acuerdo con nosotros:

    Procura consumir, siempre que sea posible, en los comercios de tu ciudad. Los tienes cerca y aunque gastes algo más, lo estás invirtiendo en calidad de vida para todos. De esta forma no subvencionarás a quien te insulta abiertamente, como el dueño de la cadena Mango o Adolfo Domínguez, entre otros. Los beneficios de estas cadenas los mantienen en una auténtica posición de privilegio desde la que pueden hacer mucho daño a toda la ciudadanía.

    Si no queda más remedio que acudir a una gran empresa o comercio, intenta averiguar cuáles de ellas tienen mejores condiciones laborales, cuáles explotan menos el medio ambiente, cuáles pertenecen o no a grupos de presión. Intenta no cribar sólo por el precio, porque cualquier euro que ahorremos hoy, puede ser pan para hoy y hambre para mañana.

    Procura comprar en aquellos comercios o empresas que facilitan el consumo a los desempleados, mediante descuentos o facilidades en el pago. No hay demasiadas aún, pero estamos convencidos de que, si con nuestro apoyo facilitamos su labor y la difundimos, cada vez habrá más.

    Trata de pagar siempre en efectivo, sobre todo en el pequeño comercio. Conseguiremos dos objetivos: que el comerciante no tenga que pagar comisiones por la venta y que su banco deje de ganar dinero con operaciones a crédito por las que nos cobran intereses que superan la usura.

    Plantéate cambiar de banco. Busca uno que no invierta en asuntos sucios como especular con alimentos, presionar con la deuda de un país o invertir en armas. La banca ética puede ser una opción, pero no es la única. Hay que informarse, porque no toda la banca es igual. Si somos clientes de un banco cuyos dirigentes aconsejan la reducción de más prestaciones sociales o laborales, debemos plantearnos recortarles a ellos sus beneficios.

    En nuestras manos está. Podemos conseguirlo. Podemos poner nuestro pequeño grano de arena, humilde, pero creativo, social y solidario.

    HAZ DEL CAPITALISMO TU CLIENTE.