viernes, 8 de noviembre de 2013

País de cobardes










Vivo en un país de cobardes.
Cobardes los trabajadores de la banca que sabiendo el daño que infligían a los ciudadanos vendiéndoles acciones preferentes no hicieron nada por avisar a tiempo de esa tropelía que tanto daño ha causado.
Cobardes las mujeres asesinadas por no denunciar a tiempo a sus maltratadores.
Cobardes los sanitarios que han aceptado las normas de sus superiores y no atienden a inmigrantes irregulares.
Cobardes los trabajadores de la economía sumergida que no denuncian a los patrones que los ocultan en talleres inmundos, les pagan salarios de esclavitud y no les dan de alta en la seguridad social.
Cobardes todos los periodistas que defendieron y defienden la teoría de la conspiración detrás del atentado del 11-M, en contra de la sentencia de los tribunales y, seguramente, de sus propias convicciones.
Cobardes los trabajadores de RTVV, de Tele Madrid, de TVG, de TVE y tantas otras, por no sublevarse ante las directrices ideológicas que trufan muchas de las informaciones que emiten, a sabiendas de que no están contando toda la verdad.
Cobardes todos aquellos ciudadanos que dan mayorías absolutas una y otra vez a partidos corruptos y luego esperan que aparezcan héroes para que los salven de la podredumbre que ellos mismos han votado.
Me indigna escuchar cómo llaman cobardes impunemente a los trabajadores de RTVV por no haber levantado antes la voz. Miren a su alrededor, cuenten los cobardes con los que conviven y anímenlos a denunciar en voz alta la corrupción que les rodea. Luego, salgan a las calles y griten. Si lo hacen, tendrán mi respeto para siempre. Pero si no se atreven, cállense y no pidan actos heroicos al vecino.
Ustedes también son unos cobardes.