viernes, 7 de septiembre de 2018

Barralibre fútbol club


5/05/2017 - 
Un famoso club de alterne alicantino ha apostado por el fútbol como reclamo publicitario, una estrategia comercial agresiva que ya se ensayó durante el Mundial de Sudáfrica y que supuso grandes pérdidas para todas las empresas que no confiaron en la selección española. Este marketing experimental costó millones de euros a Banesto, Carrefour, PC City o Toshiba, cuyos directivos aún deben estar acordándose de la madre que parió a Iniesta. Las promociones que tientan a la suerte solo resultan efectivas si pones velas a dios y al diablo, si rezas mientras preparas el mazo o si repartes los huevos en diversas cestas. Esto es de primero de refranero popular. Por eso no entiendo la estrategia de este prostíbulo de lujo que se mantiene en sus trece insistiendo con un reclamo publicitario que no solo carece de ética sino que tampoco parece una fórmula de éxito. Verán, esta semana han ofrecido cena y copa gratis si el Real Madrid ganaba al Atlético y ganó el equipo blanco. “Això ho pague jo”, que diria un alcoià. Entiendo que no piden filiación futbolística para la convidada así que si se llenó el local hicieron un pan como una tortas. Pero esta no ha sido la primera vez que “perdía la banca”. Otra promoción muy sonada fue la de “barra libre” si el Hércules ganaba o empataba contra el Barça en la Copa del Rey en el partido de ída. Y el Hércules empató. Ya se pueden imaginar el fiestón. Sospecho que si se esto se pone de moda, los bares ya pueden echarse a temblar. Por eso, puede que el secreto no esté en la cena ni en la copa gratis sino en los “puros” de después, que los deben cobrar a precio de oro para que el negocio sea rentable. 
Fútbol y sexo actúan como vasos comunicantes en los dormitorios de medio país. Ya lo dijo Piqué la noche milagrosa en la que el Barcelona ganó al PSG en tiempo de descuento. Parece que los baby boom ya no son un síntoma de bonanza económica sino del ímpetu goleador de los equipos de fútbol. Pero esos picos sexuales domésticos en noches de clásicos o derbys no implican un mercadeo con carne humana femenina. Es verdad que el prostíbulo de marras no incluye mujeres en su oferta pero todo indica que ellas son la clave para insistir en esta promoción que se ha desvelado como ruinosa. Desde que vi el anuncio el martes estuve tentada de presentarme en el club de alterne para ver el partido en una pantalla de escándalo, cenar, tomarme una copa (solo una) y rezar a Cristiano para que la noche me saliera gratis. Nadie podría obligarme a consumir nada más ni por supuesto a “confraternizar” con las empleadas del local. Pero no me atreví. Tampoco sé si me habrían aplicado el “derecho de admisión” para impedirme cruzar el umbral y, la verdad, no me vi con ánimos de montar un “pollo” por mi cuenta. Sin embargo, desde entonces fantaseo con piquetes de chicas Femen asaltando “palacios” donde las historias de verdad no tienen final feliz. Esa sí sería una campaña efectiva y no las denuncias por publicidad sexista que se pudren en cajones polvorientos de administraciones que suelen mirar para otro lado. No soy ingenua. La prostitución, como la energía, ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Pero por lo menos se lo pondrían más difícil a quienes se lucran con ese negocio. Invadir los prostíbulos o los espacios urbanos donde se ejerce el oficio es una estrategia que ya se ha practicado en Alicante. Ocurrió en los años setenta en el casco antiguo y en los noventa en los alrededores de la plaza de Gabriel Miró, cuando los jóvenes se hicieron los amos de las calles y espantaron la clientela. Mano de santo, oye. El día que padres e hijos cambien el bar de abajo por el club de alterne para ver un clásico, se acabó el filón publicitario de las copas gratis. Es lo que tiene la reunificación familiar. 

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