Es un fake. Eso pensé la primera vez que leí en las redes sociales la
propuesta de construir un túnel submarino entre la zona de la Volvo y
Panoramis, en Alicante, para desviar el tráfico rodado del paseo Conde de
Vallellano. Es un fake. Lo contrasté
con varias fuentes periodísticas hasta convencerme de que el alcalde Echávarri
había realizado esas declaraciones públicamente y además en presencia del
presidente Puig. Había echado números, treinta millones de euros, pero no había
perdido permiso a la Autoridad Porturaria, que es la que tiene que dar el
beneplácito a esta aventura submarina ya que los terrenos sumergidos y los de
la superficie están bajo su jurisdicción. ¿Qué le pasó? ¿Escuchó cantos de
sirenas que hacen perder la cordura a los navegantes? No descarto esa
posibilidad teniendo el Mediterráneo en la puerta de casa pero antes de
verbalizar esa ocurrencia el alcalde debió recordar que Ulises se hizo atar a
un mástil para no sucumbir ante esas quiméricas voces. Sin embargo, sí que siguió los consejos de
Homero para que la tripulación (perdón, quería decir gobierno tripartito) no
escuchara los cantos embaucadores. Les tapó los oídos con cera o lo que es lo
mismo, no les informó sobre el proyecto. Ignoro si para salvarlos del descojone
general o por querer la sirena sólo para él. Vete tú a saber.
Ahora hace tiempo que no oigo
sirenas pero reconozco haberlas escuchado. Una vez me hablaron de lo
maravilloso que sería una línea urbana de ferrys que uniera Puerto Amor con
Agua Amarga para cruzar de un lado a otro de la bahía sin tener que atravesar
el centro de la ciudad. Recuerdo que estaba parada en el semáforo de la Albufereta
una mañana brillante de invierno. Otros conductores se distraían hurgándose la
nariz o repintándose los labios. Yo escuchaba sirenas. Hasta que el semáforo se
puso verde y el claxon del coche de detrás rompió el hechizo.
Realmente, Conde de Vallellano ya no
es una arteria principal de la ciudad. Para cruzar Alicante no hace falta
circular por este paseo paralelo al puerto. Hay otras alternativas más rápidas.
Ahí están la Gran Vía o la Vía Parque, aún por terminar y las dos circunvalaciones.
Se podría restringir el tráfico sin causar un caos circulatorio, pero a la
sirena de marras deben de gustarle los túneles. Los subterráneos y los subacuáticos,
porque su melodía es recurrente. Sonia Castedo también la escuchó en su
momento. Luego llega la Autoridad, la portuaria, u otras autoridades del Estado
y mandan callar. Ya pasó con el difunto Palacio de Congresos en la zona de
Sangueta o con el soterramiento de las vías del tren, que permanece en el limbo
a la espera de que resurja otra burbuja urbanística que haga rentable esta
operación. Rentable para Adif, claro. Llegados a este punto, me asaltan las
preguntas. ¿De dónde pensaba el alcalde sacar los dineros para construir el
túnel? ¿De la Generalitat, que mantiene paralizado el túnel del Tram en la
Serra Grossa por falta de presupuesto? ¿Del Gobierno Central que se resiste a
pagar sus deudas históricas y desenfunda las tijeras a la menor insinuación? ¿De
la calderilla de las arcas municipales?¿Pensaba acaso cobrar peaje para
circular por un túnel panorámico que dejara ver la inmundicia de un fondo
portuario?
No tengo respuestas coherentes para tanta pregunta. Quizá lo
de Echávarri no sea un ataque de candidez sino que esconde un as en la manga
que le respalda en este envite tan atrevido. Pero permítanme que lo dude. En
sus declaraciones pronunció también otras palabras mágicas: crear una comisión
mixta para estudiar el proyecto. Yuyu. Eso es un eufemismo para ocultar una vía
muerta donde van a parar propuestas angelicales o sin financiación, que al fin
y al cabo vienen a ser lo mismo. Sin embargo, en una cosa tiene razón el
alcalde. Alicante es una “ciudad inacabada”. Pues eso, mejor primero la
acabamos. http://alicanteplaza.es/la-sirena-que-embauco-a-echavarri
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