viernes, 23 de junio de 2017

Coleccionistas de mariposas

“Érase una vez una mariposa blanca…” cantaba Lole en una de las más bellas canciones del dúo andaluz, cuya letra hay que leerla despacio y entre líneas. Seguramente muchos de nosotros llevaremos hoy un lazo blanco en la solapa. Como una mariposa blanca clavada con alfileres “entre cartulinas negras….”, sacaremos a pasear hoy nuestro rechazo a la violencia machista y a partir de mañana devolveremos el grito de indignación a nuestros particulares museos de “breves bellezas muertas”. Algunas mariposas tienen nombre propio en el catálogo de la memoria compartida pero la mayoría pasa a engrosar las estadísticas y las hemerotecas que se desempolvan en días como éste.
El director de cine Mariano Barroso, con quien compartí docencia en el defenestrado Centro de Estudios Ciudad de la Luz, fue quien me enseñó, a través de su película “En el tiempo de las mariposas”, quiénes fueron esas tres mujeres cuyos asesinatos marcaron la elección del 25 de noviembre como Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La ONU institucionalizó esa fecha en 1999, casi cuarenta años después de la muerte de las hermanas Mirabal, asesinadas por orden del dictador dominicano Rafael Trujillo “El Chivo” a quien tan bien retrató Mario Vargas Llosa.
Minerva, Patria y María Teresa Mirabal eran cultas, bellas y desobedientes, mariposas sin alfileres. Pecados mortales de necesidad para muchas mujeres, todavía, en cualquier latitud del planeta. Más aún si una de ellas, Minerva, se atrevió a rechazar públicamente el acoso sexual de Trujillo quien jamás le perdonó que no sucumbiera a sus encantos de chivo lascivo y tirano acostumbrado a desenfundar al mismo tiempo la bragueta y la pistola. Por eso la muerte a golpes y posterior despeñamiento del vehículo “que parezca un accidente” de las hermanas Mirabal fue más que un asesinato político de los miles que hubo bajo su mandato. Fue violencia machista de manual y la fecha de su muerte, 25 de noviembre de 1960 se ha convertido en símbolo de la lucha contra esta pandemia que se llama violencia de género.
Pero el mundo no solo está poblado por chivos y corderos, de esos que guardan silencios incomprensibles. En Canadá, en 1991, un grupo de hombres inició la campaña del lazo blanco, el mismo lazo que hoy vemos en fachadas, en carteles y en solapas. Era su grito de horror tras la matanza de catorce estudiantes de la Escuela Politécnica de Montreal por el “delito de ser mujeres”. El asesino, que no había obtenido la nota suficiente para estudiar ingeniería,  entró en el aula, separó a los alumnos varones y acribilló a las mujeres al grito de “feministas”. Luego se suicidó. Demasiado tarde.
Afortunadamente, cada vez más hombres se despojan de esas rémoras que los atan a las cavernas y alzan sus voces como “homes de veritat”, de los que no aceptan ser cómplices de ningún tipo de violencia, ni dentro ni fuera de casa.  #UnHomedeVeritat se llama la campaña unitaria que ha puesto en marcha este año la Generalitat para concienciar a los varones de que las mujeres les necesitamos en la lucha contra la violencia machista. La vicepresidenta Oltra la presentó esta semana en el Salón Azul del ayuntamiento de Alicante y las redes sociales están replicando miles de mensajes balsámicos contra tanta violencia soterrada, tolerada, justificada. Ya era hora de abrir el zoom para encuadrar la otra mitad del cielo. http://www.alicanteplaza.es/coleccionistas-de-mariposas

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