lunes, 13 de febrero de 2012

El lifting



Sombra aquí y sombra allá.
Me miro en el espejo y disiento de lo que veo. Quizá haya llegado el momento de recurrir a la tecnología estética. Bordeando la cincuentena, creo que mi cuerpo reclama un lifting.
Paso del espejo a la cocina. Desayuno dominguero con prensa de papel:
Hay un runrún de huelga general, dicen los medios. La tasa de desempleo supera el 20%, y subiendo. La comunidad educativa está en pie de guerra. ¿Serán los PNN? Los estudiantes se encierran en los institutos, hacen sentadas por doquier y salen a la calle enarbolando pancartas donde exigen el derecho a una educación de calidad.
La protesta se extiende entre los trabajadores públicos. Se convocan manifestaciones día sí y día también. Por la reforma del mercado de trabajo, que siempre busca la inserción laboral de los jóvenes a costa de la pérdida de derechos de todos los demás. ¿Hablan de los “contratos-basura” o de “mini-jobs”?
Dicen los medios que hay que cambiar de modelo económico porque el actual no es sostenible. Han vuelto los “lunes al sol” y el paro azota por igual a los astilleros que a las constructoras.
En España hay un partido hegemónico que impregna de un mismo color todos los estamentos de la administración pública. Los hemos votado nosotros porque nos han prometido “cambio”. La cuestión europea está en el centro de todos los discursos políticos. Los partidos se desdicen de sus promesas electorales. La no rebaja de los despidos me trae a la memoria aquel “OTAN, de entrada, no”. El prestigio de la justicia está por los suelos. Tatcher y Reegan, con su pensamiento neoconservador único, están más vivos que nunca.
Hay que volver a luchar por ser dueñas de nuestro propio cuerpo. “Nosotras parimos, nosotras decidimos”, me repite un eco lejano y aletargado. La píldora del día después parece que tiene los días contados y si no fuera por lo que es, ya me estoy viendo otra vez peregrinando de farmacia en farmacia en busca de anticonceptivos sin receta.
Dios, vuelve Mecano y se va de gira.
Miro la fecha del diario, por si acaso estoy teniendo un “dejâ vu”.
Ya me veo rescatando las mallas del fondo del armario y haciendo acopio de bengalas para desgañitarme en plazas de toros o colarme en fiestas donde no he sido invitada. También vuelven Los Inhumanos: “Manué, no t’arrime a la paré”, y noto cómo se me van los pies por debajo de la mesa.
Y encima, el Real Madrid parece que empieza de nuevo a ganar la liga.
¿Lifting, decía? En una sola mañana he perdido treinta años y veinte quilos.

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