jueves, 12 de marzo de 2009

Conclusiones sobre El Espejo Mágico


La publicidad es un poderoso instrumento de socialización, un espejo mágico donde las sociedades se reflejan, a veces como son, y siempre como desearían ser. Ambas imágenes son complementarias e igualmente válidas para describir el contexto histórico, social, cultural y económico en el que se desarrolla una determinada sociedad.El reflejo de la España del período republicano que transmite la publicidad de la revista Crónica se corresponde más con una visión idealizada de sí misma como sociedad moderna y urbana, aunque minoritaria, que con una imagen, más ajustada a la realidad, de un país mayoritariamente rural y tradicional en sus usos y costumbres. La publicidad, en consonancia con la legislación avanzada de la época, presenta en su imaginario un modelo vanguardista de sociedad extremadamente preocupada por la estética y la salud, cuyos miembros residen en zonas metropolitanas, donde los hombres trabajan como ejecutivos o profesionales liberales y las mujeres como empleadas del sector servicio o amas de casa.Los referentes sociales son los modelos del star system americano que llegan vía celuloide a las pantallas cinematográficas, que ya se habían convertido en la principal diversión de la época, relegando a otros espectáculos autóctonos como las revistas de variedades.Otro lugar común de la sociedad de la II República española es la sobrevaloración y explicitación del sexo, intrínsecamente unido a los períodos de libertad política, como volvería a ocurrir muchos años después durante la Transición. La desmesurada oferta de estimulantes sexuales y de productos contra las enfermedades venéreas, amén de libros ilustrados con desnudos y enciclopedias para aprender técnicas sexuales, describen una sociedad en proceso de liberación de la rígida moral católica que la caracterizaba. Una doble moral que queda en evidencia al observar la variada oferta de píldoras abortivas que se van abriendo paso en los espacios publicitarios a medida que se asienta la República.En cuanto a los estereotipos masculino y femenino, ambos transitan entre un modelo tradicional y otro innovador donde los roles comienzan a difuminarse. Así la mujer aparece atada al mundo de lo privado ejerciendo de esposa y madre, preocupada por agradar al marido y ser una eficiente ama de casa; pero también lo hace como una mujer libre, que trabaja, viaja, hace deporte y comparte su tiempo de ocio con el hombre en condición de igualdad. Los nuevos varones que incorpora la publicidad al imaginario social siguen dominando el terreno de lo público como hombres de negocio, pero comienzan a asumir roles hasta entonces femeninos, como la higiene personal, la belleza o el cuidado de los hijos. La palabra seducción entra en el vocabulario masculino. La familia que retrata la publicidad de la época se ajusta al modelo nuclear, con pocos miembros, paulatina incorporación de la presencia del padre en el hogar y con un lento pero firme ascenso del papel de los niños dentro de la estructura familiar.En definitiva, si se incorporara el color a los diseños publicitarios y se sustituyeran las ilustraciones por fotografías, se observarían pocas diferencias entre la publicidad de la España de los años treinta y la actual. Aquel modelo de sociedad española que aparece representado en la revista Crónica, salvando todas las distancias, sigue siendo esencialmente el mismo que aparece en cualquier revista ilustrada de principios del siglo XXI. La Guerra y la Dictadura sólo fueron un largo paréntesis.

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